Los negocios pequeños de nuestras regiones latinas enfrentan regularmente grandes retos en sus actividades cotidianas: La obvia necesidad de atender eficientemente las operaciones de venta de sus productos y servicios (justo aquello que trae dinero a sus bolsillos); pero se ven también compelidos a prestar atención a una interminable lista de tareas administrativas, que crece continuamente, y (¡peor aún!) son frecuentemente desatendidas. Esta desatención ocurre muchas veces por la ausencia de herramientas y recursos humanos en la cantidad y la calidad suficientes, necesarios para gestionar de forma adecuada tal volumen de actividad.
Como resultado, muy a menudo el dueño o responsable del negocio se ve superado por la incertidumbre y el estrés que dicha realidad genera, enfrentando los impactos que se derivan de las circunstancias antes expuestas, que ponen en riesgo la estabilidad del negocio y su supervivencia a largo plazo.